Archivos para 20 marzo 2007

Desconexión

A veces llega un momento en que… bah… A veces llega ese momento. Un momento en el que no sabes exactamente qué hacer, pero sientes que debes hacer algo, y que es el momento, que no puedes postponerlo. A veces quisieras saber exactamente qué hacer, saber cuál de los dos caminos elegir, cuál de las rutas tomar… Hay momentos en los que sientes necesidad de desconectar, para volver a conectar contigo mismo. Resetear, tal vez, sí, podría decirse así.
 
Quizá es ese momento, quizá no. Nunca lo sabremos, pero está claro que ese sentimiento sigue girando despacio, arrastrado por el ruido de la rueda dentada. A veces la felicidad está en los pequeños momentos, otras en los grandes. Pero queda la certeza de que está ahí, en algún lugar, en alguna parte misteriosa, a veces ficticia, pero otras real.
 
Es cuestión de buscarlo, de querer encontrarlo, de cambiar los momentos, las direcciones, los sentidos. Cuando te lo cuestionas todo, sabes que es el momento de hacer algo. Y aún así, sigues esperando una señal, "esperando en vano un milagro que no llegará" (…).
 
Quién lo supiera.
 
Buenas noches… y felices sueños.

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Pequeño rock and roll

Ésta está dedicada a mi gran amiga María, porque sé que te encanta. Con "tu Enrique y el mío"
 
Pequeño rock and roll
 
¿Quién te espera en una habitación de hotel?
¿Quién se estrena cuando tu te estrenas también?
Ayer te montaste aquella escena
para ver quien se dejaba querer.
Primero se acercaron dos
y luego se borraron.

¿Quién te espera en una habitación de hotel?
¿Quién se estrella cuando tú te estrellas también?
Después, a la hora de la pena, dos gin tonics no te sientan tan bien
y tengo que ofrecerte yo el aire de la calle.

Pequeño rock and roll sudando en el jardín,
nunca quiso ser de nadie.
Ya sé que estás en otra, amor.
Pequeño rock and roll,
ya sé que estás a punto de decirme adiós.

Pasaban horas muertas en la habitación de hotel,
¿quién te espera? dime, ¿quién te espera esta vez?
Ya ves, todavía me envenena
pero ya no puedo retroceder
voy a reventarte yo
tu aire de disfraces.

Pequeño rock and roll sudando en el jardín
nunca quiso ser de nadie.
Ya sé que estás en otra, amor.
Pequeño rock and roll
ya sé que estás a punto de decirme adiós…
Pequeño rock and roll
ya sé que estás a punto de decirme adiós.
 
Mira, fuimos a volar
un solo paracaídas
uno solo va a quedar
volando a la deriva.
Pequeño rock and roll…
Pequeño rock and roll…
Pequeño rock and roll…
Pequeño rock and roll…
 
(Quique González)
 
 

 
 

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Le Punk (3)

Y así llega la nueva entrega de conciertos de esta fantástica banda. De nuevo en la Sala Sol, Le Punk hizo las delicias de todos los fans que allí se congregaron para adorarlos. Y es que no es para menos. Las entradas se agotaron, y allí todo el mundo rebosaba alegría, buen rollo y ganas de fiesta. ¡Qué grandes!
 
Y además, lo compartí con amigos: mis Andrés y Noe, y los que vienen siendo habitual pero que tanto tiempo hace que no veo, Fer y Myr. ¡Cómo disfruto estas noches con vosotros, pequeños! Gracias por una noche mágica de nuevo, y gracias por seguir ahí. Y brindemos, por todas esas noches que aún quedan por venir, como la de hoy.
 
¡Salud, y Le Punk!
 
 

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Desesperación

Justo eso, desesperación, frustración, impotencia, incomprensión, resignación… No tener más remedio que tragar con lo que hay. Y joderse… y desaparecer…
 

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De esclavitud y de cadenas

 
De esclavitud y de cadenas
 
Queriéndote como ya no se estila
sin una gota de decencia,
me casaré contigo
todas las veces
siempre que sea estrictamente necesario.
Porque eres en mi caso
lo que la fe suele ser
para los desesperados,
quizás superstición,
quizás vocación
de suicida incandescente
sin una gota de cordura…
 
Si pensara menos con la cabeza
menos con el corazón
y más con la entrepierna…
el triunfo del amor…
En estos tiempos de pena y olvido
el vino y la miseria
devolvieron a mi casa
la flecha arrojada,
la palabra ya dicha,
la oportunidad despreciada,
la vida pasada
que no volverá…
y es un hecho.
 
Te fecundaría
con un simple pensamiento de amor.
Para algo ha de servir este dolor
que siento,
lo siento.
Esta pálida tristeza de deseo,
de esclavitud y de cadenas
no me importa saber quién soy,
si es que soy alguien
o aprendiz de puta,
o crucigrama sin resolver,
esta pasión de enredadera,
de cumbre o precipicio,
de cilicio o mansedumbre…
 
Si pensara menos con la cabeza,
menos con el corazón,
y más con la entrepierna…
el triunfo del amor…
En estos tiempos de pena y olvido,
el vino y la miseria
devolvieron a mi casa
la flecha arrojada,
la palabra ya dicha,
la oportunidad despreciada,
la vida pasada que no volverá…
y es un hecho.
 
(Bunbury)
 

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