Archivos para 27 agosto 2007

Nuevos planes, idénticas estrategias

 
En estos momentos de repetido insomnio recuerdo una brutal canción de un brutal artista, que últimamente está calando aún más hondo dentro de mí. Nacho Vegas, enorme cantautor asturiano, tiene letras tan maravillosas como ésta:
 
 
Nuevos planes, idénticas estrategias
 
"Parece ser que va a llover,
el aire aquí es más cálido",
me dijo una mujer
de aspecto amable y peinado imposible
esta mañana en el ascensor.
¿Por qué nadie me iba a mentir allí?
Tal revelación me impidió dormir.
Tracé un ambicioso plan;
consistía en sobrevivir.
 
Y mi voz era un imán,
y así logré captar,
paseando por el Carrefour,
a un ejército de un centenar.
Y nos reuniremos en los aeropuertos,
y al calor de una smoking-room
en la que no entra aire ni luz
hablaremos del tiempo
y acaso del gobierno,
y trazaremos nuestro magno plan,
y a una estación sucederá otra igual.
 
Parece ser que fracasé;
mi rostro hoy no apareció por televisión.
Da igual; yo, como buen occidental,
sé nadar igual que un pez,
un pez en un mar de mediocridad.
Casi claudiqué,
te decían de mí.
Con lo que hay dentro de ti,
no estará nada mal si mañana estás aquí.
 
Y en la cama de un sucio hospital
continúo en soledad
disparando como Kevin Ayers a una luna llena,
tan tan llena,
que no puedo fallar,
que no voy a fallar.
 
Y sé que no querrás volver a confiar en mí;
ya nadie confía en la energía nuclear
después de lo de Chernobyl.
 
Pero el cielo, aún tan negro,
es nuestro cielo, es nuestro,
y tengo un ambicioso plan;
consiste en sobrevivir.
 
Y yo te quiero,
y no, no he hecho
y sé que no haré jamás
nada más real y nada más sincero.
Te quiero,
y tengo un plan para los dos;
consiste en sobrevivir.
 
(Nacho Vegas)
 

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Vuelve a inclinarse la balanza

Lo que nunca debe hacerse es mirar atrás con duda. Nunca se debe desear volver atrás. Una vez que se toman decisiones, se deben asumir las consecuencias. Una vez alguien dijo que en la vida todo es cuestión de decisiones, y que en todas ellas nos equivocaremos, porque siempre nos preguntaremos: "¿Y qué habría pasado si hubiera tomado la otra opción?". Pues sí, es cierto, siempre nos preguntaremos qué habría pasado, pero no debemos querer volver atrás. Primero porque no podemos, segundo porque no nos conviene. Si fue un error esa opción, ya vendrá el momento de pagarlo o de enmendarlo, pero no el de volver atrás en el tiempo porque, sencillamente, no se puede.
 
Otra cosa es cuando alguien toma una decisión por ti que no le corresponde. Ahí es necesario hacer ver que se han equivocado sólo con el hecho de actuar. Claro, no es fácil, pero hay que hacerlo. Aunque después de todo, siempre podemos pensar: "¿Lo hizo por mí porque yo fui incapaz de hacerlo?". Es posible, no digo que no… Aún así, existen momentos realmente dignos de olvido. De repente te encuentras en el camino una piedra que te hace polvo la planta del pie, te la quitas del zapato, la tiras lejos y continúas. Al rato otra piedrecita. ¿Es la misma, o se le parece tanto porque sigue jodiendo como hacía la anterior? A efectos prácticos es lo mismo, según diría alguien.
 
Realmente me cabrean ciertas cosas, pero bueno, no puedo hacer nada por evitarlo. Total, nadie de nosotros tiene el control de la vida de nadie (ni debemos tenerlo, afortunadamente), aunque resulta paradójico que en ocasiones ni siquiera tengamos el de la nuestra propia.
 
Un día te enteras de algo que no sólo no sabías, sino que además eras incapaz siquiera de sospechar. ¿Como un jarro de agua fría? No, más bien como agua de mayo. Tantas hipocresías, tantas mentiras, síes y noes consecutivos… ¡Ay, qué tiempos aquéllos!… Por fortuna, ya pasaron. Porque después de las ideas rotas (http://roth.blogia.com) la balanza vuelve a estar en equilibirio, y la paz inunda desde hace tiempo mi pequeño mar interior. Y qué alegría, qué alivio, qué quietud… Yo que nunca comulgué con el A de cara y el B de espalda, con los 180º que separan la realidad de la virtualidad, con la tinta en agua salada…
 
Cuando te das cuenta de todas esas cosas lo mejor es, siempre, subirte al palo más alto, mirar de cara al viento y sonreir con orgullo, porque lo has conseguido. Y el propio viento será el que ondee mis rizos indicando la dirección en el que olvidar todo lo que se convierta en digno de ser olvidado.
 
La felicidad… Tanta dedicatorias por hacer con esa sonrisa de orgullo… Pero, por hoy, lo dejo aquí.
 
¿Y lo genial que es tener la conciencia tranquila…? Ésa es la mejor venganza.

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Se está acabando

Estos días llegan a su fin. Después de pretender desconectar de la diaria rutina en la que me encuentro inmerso, debo volver a ella.
 
Después de todo, esto no ha estado mal. He renovado contacto con algunas de esas personas importantes, me he reencontrado con ciertas amistades, he podido retirarme a mi pequeño refugio a recapacitar, a meditar… He podido pensar en mí (nunca lo suficiente) y he podido analizar esos curiosos estados de la consciencia en los que a veces nos perdemos. Y lo más gracioso es que, a veces, las respuestas nos las da el mismísimo subconsciente, en forma de revelación, de sueños, de ideas, de recuerdos, de sensaciones… No es raro lo que digo, sólo hay que vivir eso mismo para comprenderlo. Pero muchas veces nos damos cuenta de que el subconsciente nos da respuestas que la consciencia nos negó (nos negamos a nosotros mismos) hace… hace tiempo, de verdad (gracias HdS).
 
En consecuencia, existen dos posibilidades: 1) admitir lo que la consciencia dictó en su momento y observar al subconsciente y sus dictados con un externo e inocuo objetivismo que nos proteja de toda reacción emocional; 2) rebelarse contra el pasado estado consciente, reconocer las revelaciones del subconsciente como verdades a seguir y luchar por lo que se cree perdido, contra viento y marea, contra todo pronóstico de fracaso, contra la realidad aparentemente (o indeseablemente) invariable.
 
Y es que tal vez, y sólo tal vez, la respuesta está, después de todo, en nosotros mismos. Pero siempre lo difícil es, por supuesto, encontrarla.

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Vacaciones… mentales

Estoy de vacaciones… mentales… espero.
 
Ayer decidí que ya era suficiente. Terminé un duro trabajo que tenía entre manos y, aunque tenía pensado quedarme toda la semana en el laboratorio, decidí que era un buen momento para coger vacaciones. Acababa el mes, la gente se esparcía cada uno a su rincón… un conjunto de cosas que me llevaron a tomar esa decisión. Y me siento extrañamente a gusto en este estado, pensando que "estoy de vacaciones"… Bueno, todos sabemos lo que eso significa; más o menos, viene a significar que no tienes que ir a un sitio determinado con un horario determinado a hacer cosas determinadas… La realidad es que dentro de unos días eso vuelve a ser imperante en tu rutina de vida, pero por el momento la cabeza puede volar libre hacia donde le apetezca, o ésa al menos es la intención. Pretendo tomarme vacaciones mentales de todo y de todos (o de casi todos). Por el momento he "aterrizado" hoy de nuevo y después de mucho tiempo en mi Cuenca natal, donde he de hacer muchas cosas. Empezando por mucha gente a la que quiero ver. Ya he empezado la ronda de llamadas telefónicas para propiciar reencuentros. Algunas de esas llamadas resultan ser un tanto frustrantes, porque no encuentras a la gente, o la encuentras lejos de donde esperabas encontrarla. Pero al fin y al cabo es normal, cada uno sigue su vida, y eso tenemos que asumirlo y aceptarlo todos y cada uno de nosotros. Y por eso mismo, todos debemos sentirnos en el derecho a hacer lo propio, sin que nadie nos coharte la libertad. Una libertad que ciertas personas se empeñan en reivindicar, bien por una parte, pero mal por las formas… En fin, todo un lío de sensaciones y pensamientos… Pero qué más da, estoy de vacaciones mentales, y eso no me lo quita nadie, y que nadie se atreva a hacerlo…
 
He decidido que es momento de "YO". Vamos, que ya es hora de regresar a la tierra, de que la mente deje de hacer sus castillos en el aire de otras regiones, y que haga sus propios castillos aquí, donde todo es más seguro y nada puede derribarlos. Me siento a gusto conmigo mismo y pensando en mis cosas, mis ilusiones, mis proyectos… Quiero hacer muchas cosas, y aunque sé que me falta el tiempo, las ganas nunca me faltan, y eso me da fuerzas para pensarlo y, repito, me siento a gusto.
 
Me apetece leer, escribir, estudiar, viajar, conversar, despejarme, divertirme, concentrarme… Me apetece hacer muchas cosas, comaprtir ciertas cosas con ciertas personas, ciertas conversaciones, ciertos amigos… no sé, me apetecen muchas cosas. Lo cierto es que no me estoy preocupando nada en absoluto de mi estilo literario en este texto, ahora que me doy cuenta, pero me da igual, porque es un momento de relax, de liberación, de expresión, y aunque me preocupan siempre las formas, ahora me preocupa el contenido más que nada. Y si alguien lee esto, que comprenda (o se acerque a comprender, si quiere) mi estado de ánimo. Hay veces que desearía decir muchas cosas, otras que me gustaría mantener el silencio, otras que me encantaría cambiar cosas, otras en las que dejaría todo tal y como está… Pero finalmente, me quedo con que estoy de vacaciones mentales, porque me las merezco, y aún así y todo, sé que seguiré trabajando la cabeza, haciendo girar la rueda dentada, aunque sea en otras direcciones, en otros campos.
 
Pero hoy no me importa nada, porque estoy contento, y adoro esa sensación.

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