Sólo hay que seguir unos sencillos pasos:
1.- Pasar un viaje horrible de vuelta a casa en el autobús.
2.- Discutir con tu jefe a la vuelta de vacaciones.
3.- Caer enfermo la primera semana de trabajo.
4.- Descubrir que tu ordenador está completamente echado a perder, y todos los datos con él.
Como veis, es muy sencillo empezar mal el año. ¡Ni siquiera hay que proponérselo!
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